La huida del mundo real

Blog de poesía y política

2.04.2004

Tumulto

21:40 horas, estación de Sol, una mujer se sube al metro gritando que cómo puede ser posible que traten mal a una epilética (sic), que le roben, que haya una patrulla cerca, que si no habrá nadie que le ceda un sitio para sentarse, que acaba de tener una ataque epilético (sic) –todos los sentados en ese momento eran personas mayores y mujeres, salvo un agradable intelectual que ojeaba un catálogo del Museo del Prado dedicadísimo a Goya... En fin que se armó un barullo y le cedieron el sitio, pero la mujer no se sentaba, venía ayudada por una joven de origen sudamericano que fortuitamente la ayudaba a abrocharse el pantalón que lo tenía a la altura de las rodillas. El atuendo era marcadamente cuidado: botas negras de tacón de aguja, vaqueros, un jersey de angora de color lila, una bufanda azul que parecía de cashmer y una cazadora que imitaba la piel del leopardo; bien maquillada y con una bonita melena castaña más larga que la altura de sus hombros, la recogía con dos pincitas por encima de su nuca, dejan libre la mitad de su pelo al que había pasado un cepillo meticulosamente. Aunque olía escandalosamente a sustancia alcohólica, no cabía duda de que los psicotrópicos ingeridos eran otros además del alcohol o por lo menos, y esto ya se sabe, es un prejuicio, parecía seguir un tratamiento de desintoxicación. Me sorprendió ver los lóbulos de las orejas, desgarrados por alguien que había, hace bastante tiempo, arrancado un dije valioso o no... Ella no paraba de pedirle a la joven que le ayude a abrocharse los pantalones y a maldecir a la sociedad y el meta-texto que se escuchaba de entre su cortada voz era un lamento de rabia y dolor por ser quien era y por vivir las circunstancias en que vivía; la escena era de un Tarantino español contemporáneo y no dejaba de ser una denuncia a la marginación que muchas mujeres y hombres del capitalismo globalizado sufrimos: marginalidad, hacinamiento, pobreza, drogodependencia, invisibilidad. Me dio tanta rabia, como cuando salí de ver a la Björk actuando de ciega de la mano de un rebeldísimo Von Trier, tanta impotencia... rápidamente caí debajo de una nube rosita avant la lettre, post-comunista que me despertó la misma mujer cuando sacaba la conclusión digna de una Norma Duval del más cotidiano PP: -No, si eran unos sudacas los que me robaron, unos con pinta de sudamericanos, SUDAMERICANOS...!
Si, Shangay, si... es verdad, muchas mujeres del mundo son casi tan reaccionarias como los propios dueños del sistema. Claro que no hay que perder el norte cuando uno adopta una posición política y se auto-cataloga como feminista, por ejemplo, pero cómo no vas a incluir en este comentario la obvia trama que adorna y cuida al capitalismo desde sus orígenes: la alineación de las masas, la ignorancia, la ignominia, tanta televisión y tanta basura!!!
Yo no me confundo, y como decía Ernesto “Che” Gevara, nada humano me es ajeno.
:: León Sierra huyó a las, 14:12

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