La huida del mundo real
Blog de poesía y política
3.09.2004
una de autor
Ayer, después de despilfarrar la tarjeta de El corte inglés en la compra quincenal, fui a lo de Alfinsolos a un cineclub-cena.
Vimos:
Me quedo definitivamente con la actuación de una universal (por lo de gran cantidad en un mismo espacio) MARCIA GAY HARDEN que conmueve todo el tiempo. Sean Penn hace un trabajo formidable, vamos en general los actores los vi estupendos, la dirección de actores (ese Clint!), es milimétrica y siempre al borde de la ruptura. Una propuesta de dirección muy arriesgada donde los actores responden asombrosamente y la edición es generosa. El guión literario (sin haber leído la novela) hace una interesante construcción de planos donde la narrativa aristotélica pierde solidez aunque sea la piedra angular del formato elegido, un juego aristotélico lo llamaría yo. Quizá me pareció que dados los tiempo de narración, la película se abalanza abruptamente hacia el final, dejando demasiado abierta la narración, con un cierto aire conformista-escéptico muy propio de la acomodaticia cultura norteamericana, donde hasta los intelectuales se dejan vencer ante el coloso financiero y bélico: la marcha militar del final, mezcla de carnaval do Río y parada del día del Pilar.
La cena consistió en un menjurje arrollador de pasta con verdura, atún, tomate y nata, que Alfinsolos improvisó de una manera espectacular.
(...y yo no fumé nada!!)
Vimos:
Me quedo definitivamente con la actuación de una universal (por lo de gran cantidad en un mismo espacio) MARCIA GAY HARDEN que conmueve todo el tiempo. Sean Penn hace un trabajo formidable, vamos en general los actores los vi estupendos, la dirección de actores (ese Clint!), es milimétrica y siempre al borde de la ruptura. Una propuesta de dirección muy arriesgada donde los actores responden asombrosamente y la edición es generosa. El guión literario (sin haber leído la novela) hace una interesante construcción de planos donde la narrativa aristotélica pierde solidez aunque sea la piedra angular del formato elegido, un juego aristotélico lo llamaría yo. Quizá me pareció que dados los tiempo de narración, la película se abalanza abruptamente hacia el final, dejando demasiado abierta la narración, con un cierto aire conformista-escéptico muy propio de la acomodaticia cultura norteamericana, donde hasta los intelectuales se dejan vencer ante el coloso financiero y bélico: la marcha militar del final, mezcla de carnaval do Río y parada del día del Pilar.
La cena consistió en un menjurje arrollador de pasta con verdura, atún, tomate y nata, que Alfinsolos improvisó de una manera espectacular.
(...y yo no fumé nada!!)
:: León Sierra huyó a las, 07:56
