La huida del mundo real

2000-06-15

Y me levanto
a la cita de otras emociones
esas vivencias con ruidos
ruidos sordos
necesarios,
para cortar con el ansia, el vacío, la nada.

Pesadez de verano que me lleva a otro mundo,
pesadez de tiempo que ese mundo desconoció,
pesadez por la ingenuidad que transcurrió y no la detuve,
pesadez y pesadez por haber perdido tanto.

Dejada estoy, dejada en la magia de la dejadez.

Cuchillos y espadas
facas con mango
mango clavado en mi puño
corazón que no entra en la punta
angustia de latir
latir, ¿para qué?




2000-06-21

Niña aún,
consentidamente clavando mis uñas en tu pelo
me encontré.
Amor lejano de niñez,
dulce amor que creció.
Se esparció, se dio al mundo.
Así me dijiste que debía ser, Papá.

Me he sentado a tu lado a contarte de Nicolás Guillén.
Tú solamente ríes;
es que Vito Manué no sabe inglé.

También llegó Rubén Darío
porque el viento y el mar,
tan lindos como Margarita,
trajinaron en mi ser.

Una vez alguien enamorado entró a la mar
Papá me dijo: Por la blanda arena, hija, quédate a conversar.

¡Cómo has cuidado de tu prenda!
¿Cómo podrás desprenderte?

Llegué caminando despacio y allí me quedé,
pero no sé cuándo te escuché cantar que el sol es mío,
de las risas lacrimosas del Payaso
o el vino de Marina que hizo olvidar las penas de amor.

Quizá por ello, sacan del piano mis temblorosos dedos, suaves canciones de Bach.



2000/06/22

Poeta de los sueños
árbol robusto
ilusionante
hacedor de risas
vivencial
hombre de muchos mundos
querendón.

Con tanto amor que crecí,
con tanto amor fui a buscar.
Gracus Baubeuf despertó,
Kropotkin cabalgó
Y con ellos transité;
conocí la sublimidad del Ché
y traté de cercar los dolores
los dolores que todavía esperan
los que cerquen de verdad.

© Amanda Páez Moreno. Textos inéditos, los que he pedido autorización especial para publicar en este Tríptico-homnaje.

Etiquetas: Poesía