La huida del mundo real

Ay mi negra, mi sol, danzo en tu piel cuando te acercas a mi olor peligroso; con esos ojaso, con tus poderosas caderas de dulce amor... ay mi amor! te voy a decir una sola cosa, porque te quiero, porque debes saberlo mi amor! ay mi negra dame un beso con esos morrazos tan grandes que me envuelven, y venme a dar la lección mi negra, dámela... Lúbrico el amor durante tus palabras se desliza por mi cuerpo, siento caricias frenéticas y golpes de pecho y sigo pensando que lo haces por amor con esa pasión caribeña que tú tienes en la saliva que se enreda en los pezones y me ahoga, tu aliento que es como un motor para mi sexo y esa gran masturbación compartida que me rompe el alma... Ay mi amor, te lo digo, eres maravilloso mi amor, apenas desafinas pero es normal mi cielo, yo te lo digo con todo el cariño, porque lo necesitas saber, aunque nadie se dé cuenta, aunque nadie te recuerde después del concurso, tú estarás en mi corasón; aunque nadie lo sepa, madre negra, te veo soltando ese aire perfumado que tienes de selva verde esmeralda mi negrita; castígame por malo y dime que te gusto, aunque desafine como un cabrón!

ay, qué mujer maravillosa!

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