La huida del mundo real

No admito escapes por ningún costado de mi vida; las paredes crecen como cimas perfectas sin ayudas ni cornisas y mi voz poco a poco se debilita en un inesperado síndrome de impotencia feroz. querría poder nombrar los atributos vitales que me rodena pero la ignorancia se apodera de mi cerero como si de alimento para su bestia se tratara.
Y el miedo me invade.
Cientos de voces proclaman mi fortaleza y tú, como objetivo melancólico, te ves iluminado por un pequeño pero refulgente cenital; la atracción es definitiva, las leyes de la física son un juego frente a tu sonrisa, la piel me llama y tu olor se enciende implosionando soles en mi pecho. Alzo la mirada pero mis córneas sales disparadas y caigo de rodillas preso de la cadena de luz que me devoras, tú allí, quedo, en la inmensidad de un escenario oscuro, envuelto en un traje de moda y pertinentemente serio...
La escena de la vida, qué bella!

Etiquetas: Poesía