La huida del mundo real

Blog de poesía y política

11.02.2005

bajo presión

Pasa que,
deliberadamente,
cuando me despierto me desenfurezco de miradas pétreas
y comienzo un proceso mediante el cual
mis manos
se separan de mi consciente
y tu doctrina
(tu voz),
me habita;
leves, mis ojos se abren a astutas inflexiones de tu cuerpo,
que inteligente,
dibuja en el espacio para confundir:
tu cuerpo:
espejo de verdades donde mis manos se convierten en animalillos diestros
que inspeccionan
y recorren su terreno favorito,
su hábitat;
tu cuerpo,
campo de batalla,
ruta submarina,
senda milenaria donde aprendo a verme bello por simple semejanza.

Pasa que tu ropa se dibuja como por encargo
y todo tú eres olor a vida
en cada prenda que deslizas por el suelo de mi alcoba;
hago ademanes necios y me trasvisto de ti en un arranque de imaginación improbable,
pero,
no por ser iguales,
nos sirven a los dos:
me resisto a verme robándote piezas de vestido que no me quedan,
no ajustan,
no brillan como en ti,
pero mi sueño no cesa
hasta en los hilos de tu camisa donde me cuelo en forma de perfume.

Tu ropa igual que tus caricias, austera y personal, tuya.

Mi amor no va a cesar con el paso del tiempo, lo pronostico.
Voy a convertirme en una especie de aniquilado mueble de conserva
que se despliega enmohecido para brindar servicio a tus caprichos;
cada movimiento tuyo será como si millones de años se hincharan de esperar
a que mi quietud no cambie
y sin vacilar mostraré mi mejor cara disfrazándome de antigüedad
aunque sólo sea para tu deleite;
voy a suicidar mi deseo en ti,
será la mejor de mis entregas;
no dudaré ni vacilaré mientras dure mi caída,
el ocaso de mi ser mientras tu nombre lo devora,
el despilfarro de delirio;
seré como el sueño de Perseo saliendo desesperadamente del laberinto,
muerto de miedo,
ahogándose en vergüenza pero también de deseo de verme nuevamente en ti,
hombre de marfil.

Pasa que siento como pasan los días por nuestras miradas
que se juntan y se separan emulando el sexo que ocurre cuando se juntan.
Segundos y horas de olores dulces,
y caricias turgentes de hombre sobre hombre,
borrando límites a fuerza de fricciones,
besos en caras ásperas que se tocan en el borde de los labios,
los suaves bordes de tu piel,
los delicados límites de tu tacto y el mío.
El tiempo de tenerte es un tobogán irrefrenable.

Pasa que te quiero, que mi norte es tu piel.

Etiquetas:

:: León Sierra huyó a las, 04:01

0 Comments:

Add a comment