La huida del mundo real

Me tomo de la mano de la bitácora para abrir un espacio a la razón. La reflexión que suscita la palabra, a veces, se desmarca de una lectura pasiva y tienta peligrosamente a la cobradía.

Te hablo como siempre, lector furioso -ya quisiera que Ariosto te nombrara la furia-, te hablo para sacudir tu empeño y espolear a tu humano para obtener de él el resquicio de conciencia que debe de tener.

Yo tengo una militancia, humano, tengo una postura ante la vida, ante el arte y ante el amor que es mi arte de vivir. No transijo con la compra y la venta, menos con el intercambio de valores, esta es la trampa del sistema y me niego a ser su artífice. Tampoco paso por la institucionalización, la estandarización, el empaquetado y etiquetado de dichos valores; son los propios intelectuales endebles de esta progresía moderada, los que se convierten en canales del poder que el dominio machista y capitalista usa para extender y articular su discurso o lo que es peor, los vuelve motor y policía censora del pensamiento contracultural: asco de función, vergüeza de ánimo, escrúpulos, endeble pensamiento de izquierda. Yo denuncio su presencia, me parece más destructiva que la propia reacción, a quien con blandenguerías le aportan radicalismo pero transportan el mensaje del deber, del cómo hacer (ah! el American way of life).

No seas escudero de una triste figura burguesa, lugarteniente de una reputación fina; ya lo menos importante de llamarse Ernesto es precisamente tener ese fardo de cirineos que te hagan la corte isabelina, la verdad está en otro lado, lector; la verdad es la necesidad de los que no tienen, no de los que poseen la virtualidad.

Te preguntarás o simplemente harás un gesto de asco cuando lees que esta página web es de poesía y política; pensarás que qué tiene que ver la poesía con papelitos para elegir presidente democrático: farsa de papel, otra virtualidad. Pero la poesía es política porque la hacen los hombres, para hacer con ella la libetad que constituye a la belleza y que de ella obtiene su ser.

Virtualidad y virtuosismo, dos cosas que repudio.