La huida del mundo real

Así como en México están el Popocatepetl (en Nahuatl es tan simplemente el cerro que está echando humo) y su novia la Iztaccíhuatl, que lleva hermosa su vestido blanco, en el Ecuador tenemos una historia parecida entre dos colosos: Taita Chimborazo y Mama Tungurahua. Esta manera de ponerle nombre y apellido con historia y drama a la tierra que nos vio nacer, darle ánimo y personaje a montones de roca gigantesca, nos hace singulares; quizá teorías de la novísima Biogeología (como la Gálea o tierra-organismo vivo) puedan entenderse mejor si miramos al planeta como una gran persona que habla con nosotros de sus males y maravillas, así como los aborígenes de América hablaban a sus volcanes. La tierra donde nací es hermosa...



El volcán de la Mama Tungurahua (5.023 metros) está localizado en la Cordillera Central de los Andes ecuatorianos, 140 kilómetros al sur de Quito, la capital del país; el nombre Tungurahua es una combinación de los términos quichuas tunguri (garganta) y rahua (fuego), significando en consecuencia garganta de fuego. A la Tungurahua también se conoce como el Gigante Negro.

Dicen unas coplas de mi tierra:

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