La huida del mundo real

Blog de poesía y política

8.30.2006

SIX FEET UNDER



Recuerdo la caja negra sobre la estantería que también contenía un muñeco de Sesame Street, unas postales de algún sitio que no identificaba, un Tom Cruise que desprevenido miraba a la cámara que lo retrataba en un irrefrenable atrapar su belleza y otras tarjetas de estrenos teatrales de Madrid; la luz que entraba por la ventana siempre daba de manera indirecta una estela azul que se confundía con el amarillo tungsteno de la casa del chico que frecuentaba por esa época; todo amarillo con una suave estela azul que me recordaba que afuera hacía frío, un frío azul con blanco.

Mientras, él abrazaba un intento por no dramatizar el encuentro y por poner un halo de duda en la repetición. Me decía tengo que lograr verlo, y la visión del primer capítulo de la primera temporada llegó casi dos meses después, su paso por el reproductor, por los cables y la pantalla del televisor del salón, que en esa época era comedor y dormitorio en uno, paralizó mi mirada. Primero los veía él, luego, en esos días que no sabíamos si nos veríamos, yo temblaba la espera y él, con dulzura, venía a dejarme algún disco nuevo, todavía no eran las certezas las que nos unían; luego vino el amor, y con él el compartir la segunda, la tercera y hasta la última y quinta temporada en un arrebato de generosidad y pasión que nos une, que nos unía y que hizo que él gastara cada mes en amazon.com para poder ver las dos últimas temporadas, hermosos cofres de la edición inglesa con severas advertencias de control parental por el alto contenido de vida en la narrativa y en el lenguaje audiovisual y la sobria edición francesa de la última temporada. A veces pienso cómo el propietario del ussed and new, se ha podido desprender de los discos a un módico precio, quizá venderlos sea la mejor manera de que más personas puedan formar parte de la comunidad que ama esta serie.

SIX FEET UNDER es una experiencia única que alarga en más de cinco años y con mucho más riesgo naturalista todo lo que Allan Ball descubrió con American Beauty y, más allá de las palabras innecesarias de análisis formal, el último capítulo de la quinta temporada ha cerrado de manera meticulosa y poética todos lo cabos sueltos de la trayectoria de los personajes, que a veces parecía que se ataban a mis propios cabos sueltos, los que he dejado por ahí, los que me esperan. Siempre que terminábamos de verlo venía la discusión, el shock, la mirada en el otro, recuerdo tanto el amor en los ojos de ese chico, que es ahora la persona que me acompaña, la que me descubrió y se descubrió conmigo, el beso sincero, el compañero de vida.

Al final, el coche de Claire Ficher, abandonando la casa de Los Ángeles, la casa de los muertos soportados y los muertos amados, sale rumbo al mañana, en una carretera que suena a despedida.


Help, I have done it again
I have been here many times before
I Hurt myself again today
And, the worst part is there's no-one else to blame

Be my friend
Hold me, wrap me up
Unfold me
I am small
I'm needy
Warm me up
And breathe me

Ouch I have lost myself again
Lost myself and I am nowhere to be found,
Yeah I think that I might break
Lost myself again and I feel unsafe

Be my friend
Hold me, wrap me up
Unfold me
I am small
I'm needy
Warm me up
And breathe me

Be my friend
Hold me, wrap me up
Unfold me
I am small
I'm needy
Warm me up
And breathe me *


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:: León Sierra huyó a las, 05:36

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