La huida del mundo real

Blog de poesía y política

6.21.2007

Jesusa y Liliana

Dos hermosas conteniendo más y más seda que mirada;
manos que dibujan el espacio,
manos hijas de su pensamiento.
Esa cabeza loca Liliana y esas manos,
trenzados puños que amazan en Jesusa su pelo
y el pelo de todas las mujeres de América,
la chinganda,
la cabrona,
la bien mujer, la presente.

En la boca de Jesusa toda la fruta.
Y fruta de carne que yace trabajada
tostada
cocida
limpia
fruta morena risueña mojada en vino.
El vestido color vino que vestiste, Liliana,
ese día que te ví
golpeando el piano con fuerza
derramandote de cabaret
en Quito
una ciudadcita de curitas y monjitas
y revolucioncitas perdidas.




Liliana Felipe se casó con Jesusa Rodríguez porque la quería;
se casaron porque se querían,
pero también, porque no podían legalmente,
lo hicieron cuando ese acto era una deslegitimación del poder
usando el poder del amor para reunir a sus amigos,
tomarse unos tekilas
y celebrar la vida.
Jesusa se casó con Lilana porque entendía el sonido de su música,
porque la bailaba
porque cantaba sus canciones;
se casaron en un escenario compartido
y gestaron juntas un proyecto
que fue el comienzo de muchos proyectos.


Piensa en la Felipe,
escucha su poesía
oye su música.
Ella trabajó para su musa, la Jesusa
y trabaja con ella, junto a ella
por otras mujeres
por todas las mujeres.


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:: León Sierra huyó a las, 06:43

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