La huida del mundo real

Blog de poesía y política

10.26.2006

Abiertamente en contra de la derecha.



Vean, nomás, como se dice en Ecuador...!

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:: León Sierra huyó a las, 17:13
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10.24.2006

URGENTE

Bien es sabida mi duda entre las dos tendencias de izquierdas que se postulaban en esta ocasión de elecciones a presidente de la república ecuatoriana y todas las dignidades seccionales así como diputados y parlamentarios andinos; pero frente al arrollador triunfo del fraude financiado por la mano más inexcrupulosa de la economía y la política del Ecuador, Álvaro Novoa, no puedo sino alzar mi voz de preocupación y llamo vuestra atención sobre el horrendo y repugnante negociado que será la COMPRA del sillon presidencial de ese país de historia triste, de línea imaginaria, de imaginario rebelde, pero absoluto saqueo: el País del paralelo 0º.

Transcribo un claro artículo de un economista ecuatoriano, lúcido y sereno, espero que duela lo justo.

Otra prensa libre, está siendo atacada: ALTERCOM no permite el ingreso VOLTAIRENET está en reparación.



¿Patria soberana o banana republic?



Por Alberto Acosta
De acuerdo a datos de un fracasado e incompleto recuento rápido devotos habrá una segunda vuelta en las elecciones presidenciales. El hombre más rico del país, Álvaro Noboa Pontón, se enfrentará con Rafael Correa, uno de los candidatos con menor patrimonio de las últimas décadas.

Será una disputa histórica. Chocarán no solo dos proyectos de gobierno, sino dos visiones de país.

Noboa, propietario de 120 empresas (heredadas en su mayoría), partidario de la privatización de la seguridad social, propone la eliminación del impuesto a la renta y una mayor flexibilización laboral para alentar la llegada de inversiones extranjeras, favoreciendo de paso a su emporio empresarial; Correa, un profesor universitario, que promovió la caducidad del contrato con la OXY por incumplimiento de la ley, plantea una profunda reforma tributaria para que los que más ganan tributen en mayor proporción; en esa línea de acción, establecería un techo al ingreso presidencial de 30 salarios mínimos vitales, como referencia para fijar los salarios en la administración pública y para, a partir de ese monto, incrementar progresivamente el impuesto a la renta. Noboa, quien dice “amar a los pobres”, en sus bananeras permite el trabajo infantil, mientras sus obreros, que cumplen extenuantes jornadas, están impedidos de sindicalizarse; Correa, por el contrario, propone la eliminación de toda forma de precarización laboral, empezando por la tercerización.

Mientras que Correa impulsaría una nueva política económica alrededor de la generación de empleo, Noboa, es fácil anticipar, consolidaría las prácticas clientelares con las que ahora, como candidato, aprovechando de su abultada chequera y de la complicidad del Tribunal Supremo Electoral, reúne votos para su elección. La firma del TLC, la aceptación de la base militar norteamericana en Manta, la ruptura de relaciones con Cuba y Venezuela constituyen los goznes de la sumisión de Noboa frente a los mandatos de Washington; Correa, por el contrario, al rechazar el TLC y la presencia de tropas extranjeras, así como al declararse aliado de la paz y no de la guerra en Colombia, anticipa una participación más activa e independiente del Ecuador en el contexto internacional, que tendría en la integración regional el eje de su gestión externa.

Correa aspira a aglutinar a las fuerzas ciudadanas para llevar adelante una Asamblea Nacional Constituyente; Noboa, que ha cogobernado con sus diputados en casi todos los últimos gobiernos, apenas apunta a introducir, con el apoyo de la partidocracia, un par de reformas de maquillaje para mantener el poder oligárquico, que como nunca antes se encuentra directamente representado por su persona.

Dos concepciones de sociedad están en disputa. Una, la oligárquica, ahondaría la acumulación y explotación sin límites, reencauchando la república bananera. La otra, la ciudadana, busca una sociedad equitativa y solidaria, a construirse democráticamente sobre recuperados márgenes de soberanía.

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:: León Sierra huyó a las, 15:37
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10.10.2006

Étiquette hétérosexuelle

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:: León Sierra huyó a las, 10:12
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10.09.2006

Cuando miro en tus ojos

Cuando miro tus ojos
veo al mundo sabio
veo la tristeza de tantas despedidas
cuando miro tus ojos.

Y no me sorprendo
al ver en tus ojos
la suavidad de la luna;
el generoso brillar de las estrellas,
en tus ojos,
cuando miro tus ojos.

Veo lo profundo del mar en tus ojos,
yo veo lo profundo del amor,
el amor que siento de ti.

El Otoño viene, muere el verano
y veo cómo pasan los años por tus ojos;
así,
cuando partamos,
no miraré lágrimas ni despedidas,
-sólo y justamente-,
miraré dentro de tus ojos,
aquellos
sabios
cálidos
y reales.

De cómo amo al mundo,
tus ojos me revelan.


When I look in your eyes


invitada: Diana Krall


When I look in your eyes, I see the wisdom of the world in your eyes
I see the sadness of a thousand goodbyes
When I look in your eyes

And it is no surprise, to see the softness of the moon in your eyes
The gentle sparkle of the stars in your eyes
When I look in your eyes

In your eyes, I see the deepness of the sea
I see the deepness of the love
The love I feel you feel for me

Autumn comes, summer dies
I see the passing of the years in your eyes
And when we part there will be no tears no goodbyes
I'll just look into your eyes

Those eyes, so wise
So warm, so real
How I love the world, your eyes reveal

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:: León Sierra huyó a las, 17:49
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Ché, comandate, amigo. (extracto)

Invitado: Nicolás Guillén




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:: León Sierra huyó a las, 11:19
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10.05.2006

Crónica de una crisis anunciada: ¿qué pasa si Correa gana las elecciones?

invitado:Pablo Dávalos


En “El 18 brumario de Luis Bonaparte”, Marx, citando a Hegel, decía que la historia tiende a repetirse dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa.

Si creemos en las encuestas electorales que predicen un eventual triunfo de Rafael Correa, estamos a un paso de repetir la historia de Lucio Gutiérrez, no ya como la tragedia de una esperanza traicionada, sino como la farsa de una crisis anunciada. Sabemos lo que significaría un eventual triunfo de esta candidatura. Habría que estar ciegos para no comprender que, en el caso de que Alianza País llegue a ser gobierno, entraríamos a uno de los periodos más críticos de nuestra frágil democracia. Sabemos que su decisión de no presentar candidatos a diputados lo convierte en rehén del sistema político, y que para sobrevivir tendrá que negociar con los mismos partidos políticos que hoy denosta. Sabemos que, al no tener ninguna base social que lo respalde, utilizará, como Gutiérrez, el aparato gubernamental para construir las bases sociales que apoyen a su gobierno, y que eso lo enfrentará con las organizaciones sociales existentes. Sabemos que tendrá que “comprar” diputados y armar un bloque afin a su régimen subastando al Estado y generando corrupción. Sabemos, también, que amen de algunas ideas generales sobre el cambio de modelo económico, no ha presentado ninguna propuesta coherente para el país. Empezamos a conocer ya los perfiles de su egocentrismo, de su arrogancia, de su prepotencia, que harán difícil un ambiente de diálogo y distensión con la oposición política, con los movimientos sociales, con los medios de comunicación, con líderes sociales que no comulgan con sus ideas. Sabemos que en su lógica hay la tendencia a pensar que aquellos “que no están conmigo están en mi contra” y esa lógica conduce al fundamentalismo, a la intransigencia, a la intolerancia. Lo conocimos cuando fue ministro de economía y habló en contra de la deuda externa y en el breve espacio de su gestión destinó más recursos para el pago de la deuda externa que para inversión social. Que a pesar de su retórica antiimperialista no tuvo ningún inconveniente en votar por Alberto Moreno, el hombre designado y apoyado por EEUU, para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo. Que apoyó de manera pública el atraco a los fondos nacionales que hizo su sucesora, Magdalena Barreiro, con la emisión de la deuda externa más onerosa que se ha producido en las últimas décadas, y quien probablemente será un personaje importante en su eventual gobierno. Que viajó al Vaticano y pidió audiencia al Papa mientras el país era un hervidero social por las movilizaciones en contra del TLC con EEUU, y jamás tuvo una palabra de solidaridad, aliento o apoyo para el heroico movimiento indígena. Una intuición más profunda nos dice que un gobierno de esas características es poco probable que sobreviva, sobre todo en el frágil entramado político del Ecuador. Por ello nos queda esa sensación de déjà vu, es decir, de algo que ya hemos visto, que ya hemos vivido. Que ya hemos experimentado esas mismas circunstancias bajo otros ropajes, aquellos del Partido Roldosista Ecuatoriano, y, recientemente, Sociedad Patriótica. Sí, digámoslo de una vez, en el supuesto de que Correa gane las elecciones su gobierno no tiene ninguna posibilidad de resolver la crisis institucional del país, todo lo contrario, la agravará. Y no tiene nada que ver con el hecho de que convoque o no a la Asamblea Constituyente, o que intente o no un programa nacionalista. Su principal fuerza es su debilidad: apelar a la antipolítica y escudarse en el populismo. Empero de ello, seremos testigos, cómplices y también víctimas de ese fenómeno denominado antipolítica. Veremos cómo muchos sectores sociales, incluyendo a lúcidos intelectuales de la izquierda, se inclinarán por la seducción de la antipolítica y el populismo.

Pero también estas elecciones nos permitirán constatar la frágil consistencia política de algunos sectores de nuestra izquierda, que todavía siguen pensando que León Roldós en un hombre de centroizquierda, olvidando convenientemente su papel en la sucretización de la deuda externa privada, allá por 1982, y su más nefasto rol en la creación de la Agencia de Garantía de Depósitos, AGD, y la crisis bancaria de 1999, y otros que creen también que si la opción no es Roldós bien puede ser Correa. Por ello es conveniente trazar una frontera que evalúe el presente y nos ayude a las luchas del futuro. Al igual que Roldós, y el PSC, Correa es un peligro para el país y para la democracia. Pero el culpable no es Correa, son aquellos que votarán por él. Son aquellos que justifican y legitiman su candidatura. Son aquellos que piensan que los cambios se hacen en las urnas y que votar por Alianza País quizá sea un acto revolucionario. Son aquellos que creen que las relaciones de poder se cambian desde las instituciones creadas por la misma burguesía y con el permiso del poder. Casandra advertía a los jubilosos troyanos que aquel caballo de madera que los aqueos habían dejado en la playa no era un tributo al heroísmo de Troya sino una trampa. Nadie la creyó. Con entusiasmo y algarabía abrieron las puertas de la ciudad para que entre ese falso tributo. Sabemos demasiado bien el precio que Troya tuvo que pagar por esa ingenuidad. La cuestión es ¿qué precio tendremos que pagar los ecuatorianos en el caso que, por nuestra ingenuidad, apatía o indiferencia, Correa gane las elecciones?

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:: León Sierra huyó a las, 17:55
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