La huida del mundo real

Blog de poesía y política

8.14.2007

música de los smiths

ya se vuelca el jazz en sonidos
mientras
olvido el ruido de vivir
y apenas
la boca
es casi oído
alrededor de hombres actuando sus hormonas
y la perpetua sed del hombre que me ama

las palabras son eco en aquel cenit del ser

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:: León Sierra huyó a las, 17:55
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8.12.2007

Destination: Kitu


Finalmente ha llegado la hora de comunicarlo. La prudencia sobre los proyectos en los que me embarco suele mantenerme callado hasta que se ejecutan o, por lo menos, hasta que ya no hay una marcha atrás clara y precisa. El 29 de septiembre, en un vuelo de Air Plus Comet, Antonio y yo nos vamos de España para empezar una apuesta de vida en Ecuador. No sabemos cuánto tiempo nos dure ni tampoco es una cárcel de destino, pero grandes ideas para trabajar allá y aprender de esa realidad nos movilizan.

Hay que hacer lo que el corazón manda y en esta ocasión, el deseo es mutuo y fuerte.

Dejamos en España mucho y muy importante, amigos, rincones, recuerdos, estrenos, conciertos, cafés, películas...

Posiblemente este blog tenga también sus días contados. Quizá la huida no sea más que un retorno, o tal vez se haya convertirlo en ello.

Todavía recuerdo cuando abría este espacio para conocerme y para compartir mi búsqueda. Ese momento ha terminado: he encontrado lo que buscaba en mí, y lo que es más importante, he encontrado con quién conllevar y poder viajar... no a Ecuador solamente, sino viajar en la vida.

Vamos compañero, la vida nos espera.

Amigos, lectores infortunados que los links os han traído hasta estas playas, gentes que nos leemos, que nos conocemos desde hace mucho: Nos estamos viendo. Yo sigo embarcado en la pluma y el teclado, si no es aquí, en otro sitio será.

Gracias.

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:: León Sierra huyó a las, 10:05
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8.11.2007

¿Quién Decapitó a Los Decapitados?*

invitado: Marco Vinicio Poveda {1966-1992}

Al escritor Orlando Sierra, integrante
de la Pedrada Zurda





*Poema ganador del Premio "Universidad Central del Ecuador" 1991. Quito
Copiado de la edición Veinte Años de la Revista Cultural La Pedrada Zurda

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:: León Sierra huyó a las, 05:46
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8.10.2007

TRANSGENDERQUEER

Abbu Kalthoum y Victor Marzouk son la misma persona y es porque es performer, artista y su arte cuenta, casi en literalidad y casi en metáfora, la narrativa de ser transgender queer.

¿Y qué es ser esto? Es ser un no-ser. Es representar los límites de lo callado, lo negado, lo imposible. Afirmarse en una negación, es para estas mujeres y hombres, precisamente eso, no ser unas mujeres y hombres construidos a partir de un prototipo, ni tampoco arribar a un prototipo como un imperativo trágico. Sino precisamente caminar en la búsqueda de mi yo verdadero deteniéndome donde más seguro estoy, antes de caer en la vulgaridad y el espanto que la cirugía, el mercado y las religiones me asignan para mi fin; es negar el imperativo trágico y nombrarlo en predicativo, en dativo, en acusativo pero nunca en nominal. Es devolver como respuesta una gran pregunta.

Lo mejor del Festival Visible se vio en el Teatro Pradillo. Victor salió de un neutral kaftan negro para quedarse en un precioso vestido de seda negra y pedrería del mismo color; pintó su boca sobre el baouli que cubría su rostro; desenfundó el baouli que dejó a la vista una rapada cabeza de cantante calva adornada de largos pendientes de cuentas negras; calzose una peluca negra que parecía haberse hecho con su propio pelo y adornó su peinado con un postizo moño. Victor se puso a cantar un tema dulce y triste. Su voz, hora suave y aguda, hora ronca y joven, casi afirmaba odas las dudas que hasta ese momento nos brindó su vestimenta. Sólo casi, porque su alma sonaba con sus ojos, con tanta verdad, que era una vulgaridad preguntarse temas menores. Luego Victor, a la vez que la música callaba y una imagen de una cantante tunecina que se proyectaba en el fondo del escenario, dejaba de sonar, alzó su vestido por encima de sus rodillas, acuclillose y nos enseñó la entrepierna vestida de una andrógino culotte blanco, y de un impulso, pero suavemente se quitó el vestido por encima de sus hombros, llevándose la peluca en el arranque. Abbu tenía puesto, al rededor de su pecho, cuatro rollos de vendaje blanco (tiempo después decidimos que era otra metáfora, esta vez acerca de los cinturones bomba de los islamistas radicales). Cortó con una tijera la cinta negra y se liberaron sus tetas, a los que les había puesto un par de cruces hechas con cinta aislante, a modo de la estética leather tipo Fassbinder que tanto vende en Alemania o España. Vistiose con pantalón y camisa blanca, de varón; con mastik, pegó polvo de pelo en un dibujo vertical debajo de su labio inferior alargándolo por debajo del mentón, como una flecha que señalaba el ombligo y más abajo, en línea recta y puso una de las vendas enrolladas delante, en su culotte, para simular un buen paquete masculino. Luego seria y profunda, con fe, y como si hubiese aprendido desde muy niña, rezó hacia el público, convirtiéndonos en la piedra de la meca del espectáculo de la vida, de su vida. Al terminar, se acercó a la primera fila de espectadores y dijo varias veces -tocándose el corazón-, mientras se iba: Salam aleikum... Salam aleikum... Salam aleikum... Salam aleikum...

Cuando todo el público aplaudió feliz de entender que la función había concluido, Victor salió, vestido de Abbu y agradeció con la mano en el corazón: los aplausos y el arte de la mujer que, aunque insonora, no dejó de cantar durante todo el espectáculo, el el fondo del escenario de ese teatro madrileño.

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8.05.2007

Tormenta de Verano




la paradoja tiene su límite
y su forma.

encerrado en el alegre estío
el corazón se asusta ya de frío
y tan pronto como ha venido la idea
se va.

como una tormenta de verano.

los dos jóvenes se ven partir
al sentir
-a su espalda-
la distancia que presencia el peligro de lo eterno.
pero la ciudad con sus aromas
les visten la espera de festiva imagen

pronto volverán a escuchar cómo descansa el otro
para la mañana
y el día.

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8.03.2007

Alegato desde Kierkegaard o El fantástico límite del contrapunto en una Sarabanda de Bach




Quien sino yo, sobre mi ego empírico y real,
puede recordar aquellos abrazos
-de los que yo me escapaba como gato-
y aquel amor filial que no sentías, padre;
la huida de aquel cariño meloso y bobo,
el aparte del tiempo,
el ahogarse el aire en la garganta:
risa,
llanto,
hastío. Todo aquello que jamás vimos,
hoy es,
paisaje de días brumosos donde crece el borrón del horror.

Ideas masculinas del amor
-no intentan conmover-.
Menos ahora. Pero pienso en las esferas
como artefactos rotos del laboratorio que jamás montamos;
tan solo un poema, mezcla de lexicón y recuerdo, queda.
En él, Pitágoras y Képler intentan disfrazarse de ti,
en aquella foto en la que miras
(por una muda ventana),
la nieve sobre Berlín.

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:: León Sierra huyó a las, 18:09
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